Tuesday, September 05, 2006

París. "El negocio de la muerte" por Anne Marie Mergier, Proceso, No. 1557, 03 sept. '06

El negocio de la muerte
Anne Marie Mergier

PROCESO, No. 1557 , 03 septiembre 2006, Ciudad de México

Sección: INTERNACIONAL

El año pasado, el gasto mundial en armas rompió una marca: 1.2 billones de dólares. Es un negocio en el que participan compañías, traficantes ilegales, gobiernos de países desarrollados y –cada vez más– países en desarrollo. Incluso, varios de ellos han violado abierta o veladamente embargos de venta de armas impuestos por Naciones Unidas a naciones en conflicto; otros –como el caso de Israel en la reciente guerra en Líbano– violan el derecho internacional al usar armas en sus ataques a la infraestructura y a la población civil.

P ARÍS.- La cifra desafía a la imaginación: 1.2 billones de dólares. Es el monto oficial de los gastos militares mundiales en 2005. Jamás se había alcanzado semejante nivel. El aumento con relación a 2004 es de 3.4%. En los últimos nueve años (1996-2005), estos gastos crecieron 34%.

La preocupación de los investigadores del afamado Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI) se expresa con fuerza en su informe anual sobre armamentismo y seguridad internacional.

Para ilustrar la amplitud del problema, los expertos del organismo sueco subrayan que esta suma estratosférica corresponde a 2.5% del Producto Interno Bruto mundial y a un gasto promedio de 173 dólares por habitante del planeta.

Enfatizan también que Estados Unidos es responsable de 80% de esa alza y que sus gastos militares equivalen a casi la mitad de los gastos mundiales.

“Quince países concentran 84% de los gastos militares del orbe. Estados Unidos es responsable de 48% de ellos. Reino Unido, Francia, Japón y China gastan cada uno entre 4% y 5% de la suma total”, subrayan.

¿Cómo explicar semejante incremento?

En el caso de Estados Unidos, las guerras en Irak y Afganistán son los principales factores del aumento de su gasto militar, pero también jugaron un papel de cierta importancia los huracanes Katrina y Rita.

En el caso de Argelia, Azerbaiyán, Rusia y Arabia Saudita, entre otros, el factor determinante fue el espectacular aumento del precio del gas y del petróleo, que permitió a estos países productores disponer de gigantescos fondos para abastecerse de armas de todo tipo.

En Perú y Chile, el presupuesto militar se calcula en función de los beneficios que rinde la explotación de los recursos naturales. El auge de las ventas de estos recursos propició el reciente aumento de los gastos militares en ambos países, explica el organismo sueco antes de recalcar que por su parte China y la India –las dos mayores potencias económicas emergentes del mundo– van adquiriendo cada vez más material bélico.

“Los Top 100”



Las ventas de armas realizadas por los 100 fabricantes más poderosos, que SIPRI designa como los Top 100, aumentó en 15% en 2004 y alcanzó los 268 mil millones de dólares. Cuarenta empresas estadunidenses realizaron 63.3% de estas ventas y 36 europeas se encargaron de 29.4% de ellas.

El décimo capítulo del informe anual de SIPRI, dedicado a las transferencias internacionales de las llamadas armas mayores –misiles, bombas de precisión, tanques y aviones, por ejemplo– confirma que entre 2001 y 2005 los cinco principales proveedores fueron Rusia, Estados Unidos, Francia, Alemania y Reino Unido.

En ese mismo período, Rusia vendió 43% de su producción de armas mayores a China y 25% a la India. Ese último país está logrando también tener relaciones privilegiadas con Estados Unidos, que lo considera, junto con Japón, como un aliado clave para contrarrestar la creciente influencia de China en la región.

Los investigadores de SIPRI constataron que, si bien la transferencia de armas mayores de Estados Unidos a la India es todavía relativamente baja, la cooperación entre ambos países va creciendo en materia de armas de última generación y de transferencia de tecnología.

Entre 2001 y 2005, los principales compradores de armas mayores estadunidenses fueron Grecia, Israel, Reino Unido y Egipto.

Más allá de esas cifras, y de muchas otras acumuladas en su informe, SIPRI expresa su profunda preocupación por la creciente competencia entre empresas y países vendedores de armas. Según datos proporcionados por United Nations Register of Conventional Arms (UNROCA) –mecanismo de control de Naciones Unidas–, la lucha por conservar mercados y conquistar nuevos es despiadada y genera una creciente opacidad en las transacciones.

Resulta por lo tanto evidente que las cifras descomunales que manejan los expertos de la organización sueca distan de reflejar el monto real de los gastos mundiales.

Esta es también la conclusión a la que llegaron especialistas de la organización británica Oxfam, quienes en junio pasado publicaron su propio informe –igualmente demoledor– sobre el comercio de las municiones para armas ligeras. Título del documento: Municiones, el combustible de los conflictos.

Y es que alrededor de 600 millones de armas ligeras circulan en el mundo, las cuales matan cada año a 500 mil personas.

“La producción de municiones es un negocio mundial. Existen por lo menos 76 Estados que fabrican municiones para armas ligeras a nivel industrial y la cifra va aumentando a medida que más Estados van adquiriendo la capacidad de hacerlas. Se calcula que la producción global anual de municiones para armas pequeñas de uso militar oscila entre 10 mil millones y 14 mil millones de unidades, lo que supone la fabricación de 27 o 28 millones de cartuchos al día”, destacan los especialistas de Oxfam en la introducción de su documento.

Agregan: “Pese al papel fundamental que juegan las municiones a la hora de avivar conflictos, los controles internacionales de su comercio son insuficientes y, con frecuencia, muchísimo más superficiales que los ejercidos para otras categorías de armas. Las estadísticas indican que sólo existen datos referentes a la exportación de 17% de entre 10 mil millones y 14 mil millones de balas que se fabrican cada año. Esto significa que no existen datos fiables sobre alrededor de 8 mil millones o 10 mil millones de unidades”.

Según Oxfam, “los calibres más utilizados en conflictos armados incluyen municiones de 5.56 mm, 7.62 mm y 12.7 mm para rifles de asalto y ametralladoras ligeras y pesadas, así como municiones de 9 mm para metralletas y pistolas semiautomáticas. Dos de los calibres de municiones más usados en todos los conflictos que sacuden el planeta son los de 7.62x39 mm, que se utilizan para el AK-47 y para rifles de asalto derivados del AK, y los cartuchos estándar de la OTAN de 7.62x51 mm, que se utilizan para las armas G3 y FN-FAL”.

Las guerras en Afganistán e Irak generaron un aumento espectacular de la demanda de municiones. Entre otros datos, Oxfam señala que últimamente Estados Unidos hizo grandes esfuerzos por adquirir 78 millones de unidades de municiones de tipo soviético para equipar a las tropas afganas.



También México



La ONG británica sostiene que 39% de los principales productores de municiones se encuentran en el continente americano. Uno de los más importantes es la compañía estadunidense Lake City Ammunition Plant. Debido al aumento excepcional de la demanda en los últimos cuatro años, esa empresa tuvo que cuadruplicar su producción, que alcanzó la cifra record de 1.3 mil millones de cartuchos fabricados en 2005.

El resto del continente no se queda atrás: Canadá, México, Venezuela, Colombia, Chile, Brasil y Argentina se muestran también muy activos en ese campo, pero los expertos británicos no precisan el monto de su producción.

Numerosos productores de municiones para armas pequeñas (36%) se encuentran en Europa y en la Comunidad de Estados Independientes (integrada por países de la ex Unión Soviética). El 26% restante se reparte en Asia y la región del Pacífico, así como en Medio Oriente y África Subsahariana.

Israel Military Industries, el mayor fabricante de Israel, puede alcanzar una producción de 1.25 millones de cartuchos al día, es decir, 500 millones de balas al año.

Estas cifras demuestran el carácter mundial que tiene ahora la fabricación de municiones, insisten los analistas británicos.

Precisan: “Muchos países en desarrollo se convirtieron en fabricantes de municiones entre 1960 y 1970, después de comprar la maquinaria que necesitaban a proveedores con larga tradición como Francia, Alemania, China, Bélgica, Estados Unidos, Irán, Pakistán y la India.

“En 1990, Kenia se lanzó también al negocio. Importó de Bélgica la infraestructura que le permitió fundar la planta de municiones de Eldoret, cuya producción anual gira alrededor de 20 millones de unidades. En 2000, Turquía firmó un contrato con proveedores de Alemania, Francia y Bélgica para crear su propia planta nacional. Actualmente, ese país destaca como un importante exportador de municiones”.

A lo largo de su informe, Oxfam insiste sobre la imposibilidad de evaluar con exactitud las sumas manejadas por el comercio mundial de municiones, ya que muchos países y fabricantes rehúsan informar sobre sus datos o entregan cifras parciales.

A pesar de todo, gracias a distintas fuentes de información, la ONG británica afirma que otra vez Estados Unidos juega un papel destacado en ese comercio. En 2002, sus exportaciones autorizadas fueron por un monto de 140 millones de dólares. En 2004, la cifra se elevó a 93 millones de dólares. Europa fue el principal destino de las exportaciones estadunidenses, recibiendo 33% de ellas. Luego se encuentra Medio Oriente con 26%, Asia con 24% y el resto del continente americano con 17%.

Los otros actores de primera línea de ese comercio global de municiones para armas ligeras son: Canadá, Alemania, Corea del Sur y Suiza. La media de sus exportaciones y/o importaciones autorizadas en el período 2002-2004 reflejada en sus informes oficiales oscila entre 20 millones y 40 millones de dólares.

Siguen actores de nivel medio con exportaciones y/o importaciones documentadas que varían entre 2 millones y 19 millones de dólares. México figura en esta lista junto con otros 20 países como Austria, Francia, España, Rusia y Polonia.

En un capítulo titulado ¿Quién comercia con quién?, los expertos de Oxfam intentan identificar las “rutas” de las municiones para armas ligeras. Sostienen que estas “rutas” son múltiples y reconocen que muchas son totalmente ilícitas y casi imposibles de describir.

La mayor parte del comercio mundial tiene lugar en el hemisferio occidental o entre Estados occidentales y sus aliados de Asia y Medio Oriente. Sin embargo, desde el derrumbe del imperio soviético en la última década del siglo XX, los países de Europa Oriental invadieron el mercado mundial con sus arsenales de municiones.

Existe también una fuerte compraventa entre países industrializados y en desarrollo. Las exportaciones documentadas de municiones con destino a África Subsahariana en el período 2002-2004 ascendieron a 4 millones de dólares al año y representan 1% de las exportaciones oficiales mundiales.



Operaciones turbias



Basándose en informes de los Comités de Sanciones de Naciones Unidas y en otros documentos internacionales, los expertos de Oxfam detectaron exportaciones de cientos de millones de unidades de municiones hacia las zonas conflictivas del norte de Uganda, la República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Liberia, Sierra Leona y Somalia. Estas exportaciones violaron los embargos sobre armas a los que estos países fueron condenados por la ONU. No todas fueron realizadas por mafias de traficantes, muchas fueron producto de operaciones turbias llevadas a cabo por fabricantes oficiales.

Existen también “rutas” sur-sur. Se trata de un comercio cada vez más activo entre países en desarrollo: Filipinas informó oficialmente que exportó municiones por un valor de 3 millones de dólares al año en el período 2002-2004. Entre sus clientes destacan Bolivia, Camboya, Ecuador, Guatemala, Honduras, Indonesia, Panamá, Paraguay y Venezuela.

Sudáfrica exportó municiones a varios países africanos como Costa de Marfil, Namibia y Zimbabwe.

Oxfam afirma que resulta imposible conocer el contenido exacto de los arsenales de cada país. Lo que preocupa de sobremanera a sus expertos es el destino de los arsenales de la ex Unión Soviética.

Explican: “Según cálculos de la Oficina de Naciones Unidas para Europa Sudoriental, los excedentes heredados de la Guerra Fría que están en poder de Albania, Bielorrusia, Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Croacia, Kazajstán, Rusia, Serbia, Ucrania y Uzbekistán alcanzarían 3 millones 595 mil toneladas. A pesar de que 80% de estos excedentes corresponden probablemente a proyectiles de artillería de mayor calibre, estas cifras indican que estos 10 países disponen de arsenales de varios cientos de millones de unidades de municiones para armas pequeñas”.

Agregan: “Se sabe que muchos de estos países exportaron ya parte de sus arsenales. En los dos últimos años, por ejemplo, se han suministrado a Irak 23 millones de unidades de municiones procedentes de Bosnia. Los registros de Albania revelan que desde 1993, cerca de 124 millones de unidades de municiones han salido de los arsenales de este último país para ser exportados a Afganistán, Azerbaiyán, Indonesia, República Democrática del Congo, Ruanda, Sudán y Turquía, o vendidos a traficantes de armas en Estados Unidos, Reino Unido, Israel y las Islas Vírgenes Británicas.

Precisan: “Albania suele vender sus excedentes de municiones a 0.005 dólares el cartucho y se ha podido comprobar que traficantes de armas han revendido el mismo cartucho en zonas en conflicto por aproximadamente 0.26 dólares, obteniendo un margen de beneficio de 550%”.

Basándose en el caso albanés, los investigadores de Oxfam insisten en el peligro que representan estos excedentes de la Guerra Fría que proporcionan una fuente muy lucrativa de municiones baratas a las “redes ilegales de tráfico e intermediación de armas”.

Los arsenales de los países del exbloque soviético no son la única fuente de abastecimiento para los traficantes de municiones. Con cierta habilidad éstos pueden comprarlas en mercados nacionales legales. También pueden aprovechar controles ineficaces o comprar complicidades.

Insiste Oxfam: “A lo largo de la última década, informes realizados por grupos de expertos de la ONU sobre países africanos bajo embargos de armas demuestran que múltiples empresas y particulares esparcidos en el mundo entero violaron estos embargos”.

La ONU da una impresionante lista de países involucrados de una forma u otra en ese tráfico. Algunos de ellos albergan las fábricas de municiones, otros participan en su exportación, importación, tránsito o desvío. Otros aceptan registrar empresas muy activas en las transferencias ilícitas de municiones para armas ligeras.

Recalca Oxfam: “Esa lista, que dista de ser exhaustiva, permite medir la dimensión planetaria de las redes de tráfico de armas. Albania, Bélgica, Bulgaria, Burkina Faso, Burundi, Costa de Marfil, Chipre, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Gibraltar, Guinea, Islas Caimán, Islas Vírgenes Británicas, Israel, Liberia, Libia, Moldavia, Nigeria, Reino Unido, Ruanda, Rumania, Rusia, Serbia, Sudáfrica, Togo, Ucrania, Uganda y Zimbabwe están implicados en la violación del embargo sobre armas que sancionan a varios países africanos”. ?